Tradiciones. Símbolos permanentes que nos otorgan una identidad, que nos diferencian de otros, entre la multitud no hay como nosotros. Jalisco está lleno de tradiciones y costumbres culturales que son parte de nuestra cotidianeidad, que nos llegan a conmover, son emblemas tan inherentes que sin ellos parece que perdemos sentido. Y ya sea que compartamos una ideología religiosa o no, estamos aquí, compartiendo, conviviendo, en respeto mutuo de lo que decidimos creer y con la consciencia de que cada ritual y celebración es un eslabón en la larga cadena que conforma la historia de nuestro estado, de nuestra ciudad.
Hoy queremos no solo hablarte sobre esta antigua tradición, sino que te exhortamos a visitarnos durante estos días, no solo a ti que vives fuera del estado de Jalisco, te hablamos a ti querido lector tapatío, a ti que a veces te encuentras ajeno a lo que te conforma, lo que es parte de ti y de nosotros, extendemos una invitación a todos aquellos viajeros apasionados que tienen sed de vivir de experimentar la fantástica cultura jalisciense, de comer lo que come un jalisciense durante sus fiestas, andar por calles con un plato de elotes preparados por la señora que toda la vida ha vendido a sus vecinos antojos o fritangas para degustar, o dejarse envolver cuál niño pequeño por la dulzura colorida de los tan conocidos algodones de azúcar que no fallan, pues ahí está presuroso y con una sonrisa, cargando los algodones de azúcar en espera de un pequeño de mejillas sonrosadas, sonrisa traviesa y cabello revuelto, de la mano de mamá o papá, o quizá con la abuela a quien convenció de comprar dos o tres golosinas.
¿Y qué me dices de ser testigo de la fe asidua de los fieles creyentes? Y es que no es un requisito ser religioso o ser un cristiano católico para poder experimentarlo, tan solo por curiosidad turística, ya sabes de cuál hablamos, ese asombro que sentimos la primera vez que presenciamos algo, como burbujea en el interior, rasga nuestros ojos y hace que el corazón quiera salirse del pecho, uno que te aconsejamos no perder jamás, nuestra capacidad para asombrarnos cuáles niños pequeños es lo que le da un toque especial a la vida.
Querido lector, no hay como escuchar la melodía tan única y vibrante que únicamente puede venir de un lugar, el vaivén de los actores que tan metidos en su papel te hacen pensar que aquello está sucediendo de nuevo, las solemnes palabras de quienes han decidido dedicar su vida al Dios en el que creen, las amonestaciones de las madres para con sus pequeños inquietos, la sorpresa de los jóvenes, la nostalgia de los ancianos que por años han recordado sus creencias en compañía de amigos, familia, vecinos, como uno solo, como una comunidad.
El sinfín de aromas que solamente provienen de la cocina mexicana, los antojitos, los chuches y frituras… tantas que no sabes de donde escoger y que como adulto tan nada más te hace reflexionar en tiempos más sencillos, a cuando eras pequeño y acompañabas a tus padres, sin entender muy bien lo que pasaba, y es que tú tan nada más ibas porque tu mejor amigo estaría ahí, porque la confiable vecina prepararía esos dulces que tanto te gustaban… ahora reúne todo en un único cuadro, y dinos, ¿qué es lo que tenemos como resultado? La mejor de las obras. Una escena que solamente es posible en México, en Jalisco, tan lleno de contrastes.
La Pasión de Analco, acompañado de la Procesión del Silencio, para culminar una serie de actividades artísticas y culturales, con visitas guiadas y recorridos gratuitos, habrá un concierto sinfónico y una marcha procesional. Habrá conciertos y altares durante semana Santa y de Pascua. El jueves 14 y el viernes 15 de abril se llevarán a cabo la Pasión de Cristo y la Procesión del Silencio, respectivamente. Anímate a vivir estas fechas al mejor y único estilo de Jalisco. No hay experiencias turísticas y culturales iguales a las nuestras. Vívelo.
