El municipio de Cihuatlán, se encuentra ubicado en la región Costa Sur del Estado de Jalisco, y ahí nos vamos a un poblado pintoresco y precioso a orillas del océano, Barra de Navidad, y nos vamos con el único fin de conocer una de las leyendas que se cuentan en sus calles, una que puede ser que no creas de lo impactante que es, pero que sin duda te pondrá a pensar.
- El Cristo de los Brazos Caídos
Cuenta la leyenda, dicen los que saben, y los creyentes, que todo ocurrió en el pintoresco Barra de Navidad, un día escabroso que parecía vaticinar el fin de los tiempos como lo conocíamos. Era 1971, y la fuerza implacable de la naturaleza demostraba que no somos nada en comparación con ella y lo que puede hacer, pues la región se vio envuelta en ráfagas tremendas de viento que eran provocadas por el ciclón tropical Lily.
Una noche, específicamente el 1 de septiembre, la mayor parte de las viviendas habían sido derrumbadas por los vientos implacables, mucha gente no tenía en donde resguardarse, la iglesia que era uno de los pocos lugares producido con ladrillo y cemento que sirvió como refugio para los damnificados. Fue literalmente su esperanza. En ese punto sucedió algo sin precedentes, un verdadero milagro, pues en el momento en el que la fuerza del ciclón era más devastadora, la gente que ahí se encontraba se postró en oración ante el Cristo colocado en el altar. Y esta figura, mirando como los fieles devotos pedían con fe verdadera, el Cristo bajo sus brazos y acto seguido las ráfagas de viento comenzaron a descender de manera sorpresiva. Impactante. Minutos después la calma llegó al sitio, las personas salieron de la iglesia y vieron que el daño a su comunidad era inmenso, pero a ellos, que se resguardaron dentro de la iglesia, nada les había sucedido, observaron cómo el Cristo tenía sus brazos caídos en la cruz, como símbolo de fe y como una manera de protección que Dios quiso brindarles. Aquello fue trascendental.
¿Qué piensas? Te pone a reflexionar, eso es seguro, no estuvimos ahí, no lo sabemos, pero hay quienes presenciaron este acto que no se puede explicar con palabras, y aseguran que fue real, tan real como tú y como yo, y eso, la certeza, le gana a muchas cosas, puede que a todo. Sea como fuere, las leyendas existen por una razón, y nosotros tan solo debemos escucharlas y preservarlas.
