Conoce las leyendas que se cuentan en las calles de Tapalpa

Los misterios nos encantan, igual que a ti, entonces por eso el día de hoy vamos a adentrarnos en lo desconocido y escucharemos lo que se cuenta en el lado oscuro de Tapalpa.

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La oscuridad cae, y es momento de escuchar lo que aquí se cuenta desde hace años, quizá muchos antes de que nacieras, a veces no sabemos lo que se esconde ahí, lo que se susurra, pues no existe manera de hacerlo en voz alta, conoce las leyendas de Tapalpa. 

  • Una iglesia misteriosa

Dicen que durante la época de Semana Santa aparece una misteriosa iglesia, que si entras en ella, te suceden cosas inexplicables. Se cuenta que hace muchos años un hombre en vísperas de los días Santos pidió a su mujer que lo acompañara a las celebraciones propias de la época, allá en el pueblo. Mientras su esposa se arreglaba, el hombre decidió ir al Ololtique para cortar leña, misma que querían vender en el pueblo para comprar enseres para sus dos pequeños hijos. De repente, el hombre comenzó a escuchar campanadas entre los arbustos mientras cortaba leña, pero la cosa es que ahí no había ninguna iglesia. Pensando que era su imaginación, siguió con sus labores y cuando estaba a punto de cargar la leña para regresar a casa, volvió a escuchar las campanadas.

Al voltear apreció una hermosa iglesia, la cual nunca antes había visto por ahí. Decidió ir y comenzó a ver cómo una multitud de gente entraba. Sintió la necesidad de entrar también, pero cuando se acercaba, una señora le preguntó ¿Vende sus cargas de leña?, a lo que contestó que sí, la mujer le ofreció un poco más por hacerle el favor de dejarla en el patio de la casa que se encuentra frente a la iglesia. Así lo hizo el hombre. El hombre comenzó a ver muchos puestos de venta en el lugar, así que decidió visitar los puestos y hacer varias compras, también ingresó a la iglesia, escuchó misa y se fue rumbo al poblado del Tacamo que era su comunidad. Al llegar a la localidad comenzó a ver que faltaban algunas cosas y otras estaban en donde antes no había nada, era como si hubiera llegado a un lugar distinto. 

De pronto, el hombre se encontró con otro hombre, quien extrañado le preguntó si lo recordaba, a lo que el primero le dijo que no, y fue entonces que sucedió algo extraño, aquel hombre desconocido no lo era tanto, era su tío, solo que se veía muy viejo, y cuando intercambiaron palabras y el tío hizo que su sobrino se viera al espejo, este estaba avejentado. Resulta que se había perdido por 25 años.  

El hombre le dijo al tío: “Yo únicamente fui a misa allá en el Ololtique”, mientras a lo lejos miraba a su mujer, que ya se veía igual de avejentada y se hacía acompañar de dos jovencitas, hijas de su segundo matrimonio, ya que al darlo por muerto se casó con otro. Sus hijos se habían ido a vivir a Estados Unidos. Ya con el ánimo triste y pensativo, se alejó del lugar pensando en lo ocurrido, se acostó a dormir; sin embargo, a la mañana siguiente fue encontrado muerto.

Desde entonces, en la comunidad de Tecamo, los jueves Santos, la gente abandona el pueblo por temor, ya que desde temprano se escuchan campanadas de una iglesia que no existe y temen que les ocurra lo mismo que al hombre perdido por 25 años. 

  • Puntos…. ¿Encantados? 

Las Marías, un grupo de comadres del pueblo de Tapalpa, Jalisco, cuatro mujeres que se ganaron el apodo de “Marías lenguas”, ya que les era muy sencillo calumniar a las personas y vivir del chisme.

De entre todas no se podía decir que alguna era mejor, todas eran igual de chismosas, pues parecía que el cotilleo era una profesión muy bien aprendida por todas, y cada tarde se reunían en torno a una fuente cercana a su casa para hablar de los demás, diciendo cualquier barbaridad que les llegara a la mente.

Uno de tantos días, mientras chismeaban, se acercó a ellas el Indio Macario, al escuchar sus cotilleos, este les advirtió sobre lo grave que era estar hablando de las personas, más aún hacerlo a sus espaldas. Las Marías se carcajearon como locas, no conforme con eso, también insultaron al hombre, e hicieron burla de él de todas las formas que pudieron. Una vez más, el indio se dirigió a ellas, advirtiendo que regar tanto veneno encima de la gente no era una práctica sana y les traería terribles consecuencias.

Pero cuanto más hablaba el hombre, más se reían ellas con total insensatez y sus insultos subieron de tono hasta volverse agresivos. Lo que ellas no sabían, era que Macario tenía conocimientos de magia otomí y puso sobre ellas un conjuro en dicha lengua, luego les explico que tras haberles dado la oportunidad de detener sus confabulaciones y cambiar tan perniciosas costumbres, solo dejaron ver que sus hábitos estaban muy arraigados y la única solución fue darles un castigo igual.  Acto seguido, el hechicero tomó agua de la fuente y rocío a las cuatro señoras.

En unos instantes ellas estaban retorciéndose y su piel se hacía dura, hasta que se convirtieron en serpientes de piedra que acabaron pegadas a cada lado del búcaro de la fuente. Y fue así como desde aquel trágico día del siglo XIX, la Fontana de Fresnito empezó a conocerse como “La Pila de las Culebras”. 

Esto, sin duda, es una lección, y una que quizá todos deberíamos aprender, esta costumbre de cotillear en lugares públicos calumniando no debe ser, pues no sabemos quién puede estar escuchando.

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