Descubre el misterioso Callejón del Diablo en Guadalajara

Guadalajara tiene muchos rincones mágicos y misteriosos, en esta ocasión te presentaremos uno de los callejones con más historia, sigue leyendo y descubre lo que aquí se esconde.

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Guadalajara tiene lugares de leyenda para dar y regalar sin miramientos, hay historias que se cuentan en las calles, que se susurran en las reuniones y que cada octubre y noviembre parece que se quitan el polvo de encima y dan un paseo por cada espacio existente de esta gran ciudad. Tomate un momento para conocer esta historia y decidir y es solo una leyenda o acaso cabe la posibilidad de que… sea verdad.

·         Un callejón de leyenda

Se cuenta que las novicias del convento de Santa María de Gracia fueron testigos de actos grotescos e impuros y sacrilegios inimaginables que durante un tiempo provocaron mucho terror entre los tapatíos.

Puesto que el convento de Santa María de Gracia abarcaba por el oriente hasta el río San Juan de Dios, donde ahora se encuentra la Calzada Independencia, en una de sus largas paredes, chocaba un angosto callejón tétrico y obscuro, llamado “Callejón Ahorcado”, se le conocía por ese nombre porque ahí se colgó a un adúltero de apellido Lemus… la gente cuenta que así fue.

En la época del virreinato este callejón era visto con horror por todos los habitantes de Guadalajara. Al poco tiempo se le comenzó a llamar como “Rincón del Diablo” por un suceso muy comentado que ahí sucedió. Ahí se construyó en principio un convento. Una pequeña ventana se abrió en la pared que cerraba el callejón del “Ahorcado” y bajo de ella quedaba la cama de la maestra de novicias, porque el departamento que se había hecho era para el noviciado.

Sucedió una noche, en que ni la luna se atrevía a atisbar por aquellos tétricos sitios, la religiosa encargada de las novicias se despertó con alarma a causa de los gritos y las blasfemias que se escapaban de aquel antro de tinieblas. Las campanas soban y por eso la encargada de las novicias no se percató de lo sucedido en el callejón: frente a la puerta de la casucha que ocupaba el rincón, había una larga mesa con paño de tumba, donde cuatro velas negras sostenidas en cráneos humanos, alumbraban a varias mujeres sin melena, que apurando en copas un brebaje misterioso, azotaban con recias disciplinas a un Santo Cristo de Marfil, que tendido sobre aquella triste y sacrílega mesa, parecía que suplicaba misericordia a aquellas brujas sin piedad. Las monjas mandaron llamar al mayordomo del Convento, un respetable sacerdote, que apenas amaneció dio noticias al Obispo de Guadalajara de lo acontecido.

El tribunal de la Inquisición se trasladó desde ese día a un lugar inmediato al “Rincón del Diablo” para sorprender a las brujas que se dejaban llevar por los más perniciosos instintos. Pronto se dieron cuenta de que un número de personas envueltas en mantas oscuras entrar al tugurio que ahí posaba. Se enteraron de que aquellas mujeres y hombres se dedicaban a rendirle culto al Diablo. Se suscitó una batalla entre los inquisidores y los brujos, finalmente los primeros ganaron.

El Santo Tribunal descubrió que los asistentes de aquella macabra fiesta adoraban al Diablo en una rica pintura que, adornada con varias joyas, ocupaba el sitio de honor en su largo y artístico salón, todo él adornado con ricos cortinajes de Damasco y que servía para sus orgías, las viandas y licores que había en grandes mesas, que podían compararse con los de la Corte de Nerón o Caracalla.

Contaban los viejos que, al oír “El Rincón del Diablo”, se persignaban y, decían a viva voz, “Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar”, siempre evitaban pasar por ese lugar y cuando tenían que pasar por ahí, se acompañaban de alguna “santa reliquia o provistos de agua bendita”.

Esta casa fue Sede de la Santa Inquisición durante la colonia, después ocupada por un modesto expendio de carbón, una paletería y desde que se hizo la Plaza Tapatía, ha sido ocupada por oficinas gubernamentales.

Si te interesa visitarlo, esta es la dirección, Esquina Ricardo del Diablo, Paseo Degollado, Zona Centro, 44100, Guadalajara, Jalisco.

¿Te atreves?

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