Cuentan los que saben, que en la Región siempre han reinado las diferencias entre las clases sociales, que estas siempre han estado muy marcadas, por ello los matrimonios solo eran bien vistos si se realizaban entre la gente de alto poder adquisitivo, sin embargo, como muchas cosas, era imperdonable la mezcla entre ricos y pobres.
Con esto como antesala, tenemos un domicilio ubicado en el cruce de las calles Ramón Corona y Francisco I. Madero, aquí es hogar de la famosa leyenda de la cruz verde. Esta antigua construcción de dos pisos, con un peculiar balcón en la esquina, cuenta con una cruz verde hecha del mismo material que la casa, pero que la hace destacar entre las demás.
Dicen que en ese lugar habitaba un hombre de origen español y buena posición económica, el cual no tenía esposa, pero vivía con su bella hija adolescente y una ama de llaves que era quien le ayudaba con el cuidado y la educación de la chica.
Un día la joven salió de casa y por azares del destino cruzó miradas con un joven apuesto, pero de extracción humilde, de quien, se dice, quedó enamorada desde el primer momento. Desde ese día procuraban encontrarse de una u otra manera para verse, y lanzarse sonrisas a la distancia. Un día la chica caminaba sola por la calle y el joven se armó de valor para declararle su amor, la chica se sintió halagada, pero por miedo a su padre no respondió de inmediato, además conocía muy bien las reglas de la sociedad para el amor.
Ante el silencio de la muchacha, el joven pidió que la respuesta le fuera dada con una señal en el balcón, una cruz verde hecha de helechos que son muy comunes y tradicionales en la región. Con ello él sabría que su amor sería correspondido. Pasaron los días y el joven esperó, y esperó, hasta que un día, cuando estaba a punto de darse por vencido, al pasar miró en el balcón aquella cruz verde hecha con helechos, lo que significaba que la chica aceptaba ser su enamorada.
Contento por la respuesta, el joven intentó subir por el balcón a conversar con la chica, pero en ese momento el padre de ella los descubrió y molesto, lo echó fuera de su propiedad. A su hija la mandó a encerrar al convento de las Pobres Capuchinas de San José, de donde se dice que las mujeres que ingresaban ya no salían de ahí, pues la única forma de salir, era dejando esta vida y trascendiendo al más allá.
Ante esta situación, el padre de la joven regresó a vivir a España, mientras que el joven, en depresión, decidió irse a trabajar a la Ciudad de México, donde al paso de los años se hizo de una gran fortuna y decidió regresar a Lagos de Moreno en busca de su amor verdadero.
Emprendió el viaje de regreso y al llegar al pueblo se sorprendió al escuchar que las campanas del templo repicaban invitando a una misa de cuerpo presente, en ese momento tuvo un amargo presentimiento y al acercarse a la iglesia descubrió que se trataba de la mujer que amaba, quien había muerto de tristeza y depresión.
El padre de la joven, al ver que había perdido a su única hija, decidió vender sus propiedades en México y fue el joven enamorado quien compró la vivienda, pues para él la finca tenía un alto valor sentimental, además decidió contratar a la antigua ama de llaves para que cada día le platicara algo de aquella hermosa joven que fue su amor.
Las leyendas contienen verdades que se ocultan a simple vista y se mezclan con la fantasía, la magia, el misterio y lo paranormal, para que descubramos lo que ahí se esconde, y al final, encontrar joyas preciosas.
