Conoce el significado de los elementos de la ofrenda de Día de Muertos

Todos hemos visto los altares de muertos, su colorido y belleza, pero pocos sabemos el significado de cada uno de los elementos que contiene, por eso hoy te compartimos toda la información.

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Las ofrendas y los altares son símbolos mexicanos de gran tradición, mismos que nos acercan de una manera única y especial con aquellos que amamos, pero tuvieron que dejarnos, quizá no pronto, pero si en el tiempo en que debían hacerlo. Estas fechas son de nuestras favoritas, no solo por la diversión y el colorido, las fiestas y los sustos, sino por todo el significado. 

La ofrenda es un ritual colorido, la persona y la comunidad se ven representados con su dádiva, es algo sagrado, pero la tradición popular es la asociación de la sagrada devoción y la práctica profana. Ofrendar significa compartir con los difuntos el pan, la sal de la tierra, las frutas, las delicias culinarias, el agua y el vino. 

La ofrenda del Día de Muertos es una mezcla cultural, pues los europeos pusieron algunas flores, ceras, velas y veladoras y los indígenas le agregaron el sahumerio con su copal y la comida y la flor de cempasúchil. La ofrenda, como la conocemos hoy, es un reflejo del viejo y el nuevo mundo.

La ofrenda de muertos debe tener todos los elementos esenciales. Si faltara uno de ellos, se pierde un poco el encanto espiritual que rodea a este patrimonio religioso.

  • Elementos imprescindibles

Agua. Fuente de la vida, se ofrece a las ánimas para calmar su sed después de su largo recorrido y para que fortalezcan su regreso. En algunas culturas simboliza la pureza del alma.

Sal. Este elemento de purificación sirve para que el cuerpo no se corrompa, en su viaje de ida y vuelta para el siguiente año.

Velas y veladoras. La flama que producen significa «la luz», la fe, la esperanza. Es guía, para que las ánimas puedan llegar a sus antiguos lugares y alumbrar el regreso a su morada. En algunas comunidades indígenas cada vela representa un difunto, el número de veladoras que tendrá el altar dependerá de las almas que quiera recibir la familia. Si son morados, es señal de duelo y si se ponen cuatro de estos en cruz, representan los cuatro puntos cardinales, de manera que el ánima pueda orientarse hasta encontrar su camino y su casa.

Copal e incienso. El copal era ofrecido por los indígenas a sus dioses, ya que el incienso aún no se conocía, este llegó con los españoles. Es el elemento que sublima la oración o alabanza, reverencia. Se utiliza para limpiar al lugar de los malos espíritus y así el alma pueda entrar a su casa sin ningún peligro.

Flores. Adornan y aromatizan el lugar mientras el ánima permanece, quien al marcharse se irá contenta, el alhelí y la nube significan pureza y ternura, y acompañan a las ánimas de los niños.

En muchos lugares de México se acostumbra poner caminos de pétalos para guiar al difunto del campo santo, a la ofrenda y viceversa. La flor amarilla del cempasúchil, los pétalos, son el camino del color y olor que trazan las rutas a las ánimas.

Petate. Funciona para que las ánimas descansen, así como de mantel para colocar los alimentos de la ofrenda.

Izcuintle. No debe faltar en los altares para niños, el perrito izcuintle en juguete, para que las ánimas de los pequeños se sientan contentas al llegar al banquete. El perrito izcuintle es el que ayuda a las almas a cruzar el caudaloso río Chiconauhuapan, el último paso para llegar al Mictlán.

Pan. La iglesia lo presenta como el «Cuerpo de Cristo». Elaborado de diferentes formas, el pan es uno de los elementos más preciados en el altar, suelen colocar el tradicional “pan de muerto”.

Gollete y cañas. Se relacionan con el tzompantli, los golletes son panes que se colocan en las ofrendas sostenidas por trozos de caña. Los panes simbolizan los cráneos de los enemigos vencidos y las cañas las varas donde se ensartaban.

  • Otros elementos para rememorar y ofrendar a los difuntos

El retrato de quien queremos recordar, es del ánima que nos visitará, pero debe quedar escondido, solo debe verse con un espejo, para dar a entender que al ser querido se le puede ver, pero ya no existe.

La imagen de las Ánimas del Purgatorio, para obtener la libertad del alma del difunto, esto si llegara a encontrarse en ese sitio, para ayudarlo a salir, puede servir una cruz pequeña hecha con ceniza.

Pueden colocarse otras imágenes de santos, como medio de interrelación entre muertos y vivos. Simbolizan la paz en el hogar y la firme aceptación de compartir los alimentos, como las manzanas, que representa la sangre, y la calabaza en dulce de tacha, representa la amabilidad. 

La buena comida tiene por objeto deleitar al ánima que nos visita; el chocolate de agua puede incluirse, en la tradición prehispánica se dice que los invitados tomaban chocolate preparado con el agua que usaba el difunto para bañarse, de manera que los visitantes se impregnaban de la esencia del difunto.

Las calaveras de azúcar medianas son alusión a la muerte siempre presente, las calaveras chicas son dedicadas a la Santísima Trinidad y la grande al Padre Eterno.

Puedes colocar un aguamanil, jabón y toalla por si el ánima necesita lavarse las manos después del largo viaje.

El licor es para que recuerde los grandes acontecimientos agradables durante su vida y se decida a visitarnos, como una invitación a brindar. 

Una cruz grande de ceniza, sirve para que al llegar el ánima hasta el altar pueda expiar sus culpas pendientes.

El altar puede ser adornado con papel picado, con telas de seda y satín, donde descansan también figuras de barro, incensario o ropa limpia para recibir a las ánimas.

La ofrenda, es en donde nuestros muertos llegan a beber, comer, descansar y convivir con sus deudos.

  • Las ofrendas de los pequeños difuntos

El 31 de octubre se elabora la ofrenda dedicada a los niños o “angelitos”. Sus ánimas llegan el día primero de noviembre para nutrirse de la esencia y el olor de los alimentos que sus padres les prepararon.

En el altar de los “angelitos” la comida no debe condimentar con chile. Es imprescindible que las flores y los candelabros sean blancos, pues este color simboliza la pureza de su inocencia. A los niños muertos se les ponen dulces de alfeñique, pasta elaborada con azúcar.

En algunos lugares, los altares se adornan con juguetes pequeños de barro pintado con tonos alegres, pues cuando lleguen las ánimas de los pequeños difuntos, podrán jugar tal como lo hacían en vida.

Todos los altares suelen contar con panes en miniatura, ya que a los niños les gusta mucho, al igual que las tortillas, la fruta y el dulce de calabaza.

Es característico que todos los elementos que conforman el altar de los “angelitos” estén elaborados a una escala reducida, algo así como si se hiciera para su tamaño. Ninguno es grande, no deben ponerse objetos que pertenezcan a los altares de los adultos. Pues los niños se molestarán, se pondrían tristes y no comerían lo ofrecido. 

Ahora que ya conoces todo lo que debe llevar el altar de muertos, ¿estás listo para poner tu ofrenda?

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