Resulta, resalta y acontece (dicen por ahí), que todos los mexicanos sin excepción, crecemos escuchando y creyendo en lo que nuestros abuelos nos cuentan, ya sea el uno o el otro no hay quien se haya salvado de un buen susto al ver pasar un gato negro, o las veces que evitamos pasar por una escalera, incluso cuándo niños nos negamos alguna vez a pisar las grietas del suelo. Crecimos con esa chispa magica y eso le dio un toque especial a nuestras vidas.
Y bueno, cada lugar tiene sus propias supersticiones, y en México sabemos que no siempre la mala suerte llega sola. Y si acaso no sabes mucho sobre nuestras tan queridas y apreciadas (a veces) supersticiones, entonces sigue leyendo pues seguro compartimos algunas, puede qué en donde vives no sea el único sitio qué jura si pisas una grieta a tu madre le dará un terrible dolor.
Estamos hechos de creencias
Si le barres los pies a la soltera, soltera se quedará, es muy común escuchar esa frase, pues, pues resulta que las escobas tenían una estrecha relación con las brujas (un miedo traído del viejo mundo), se tiene la creencia de que las escobas tienen cierta carga energética, y eso repele qué una mujer sea vista o considerada para casarse, pues le espanta la posibilidad de conseguir marido.
Derrama la sal… y salado estarás, dicen que el infame traidor Judas Iscariote derramó sal durante la última cena con Jesús, y bueno, ya sabemos lo que se vino después, a eso sumemos la escasez de sal qué tuvo lugar en Europa hace mucho tiempo… la cosa es simple, puedes salar una situación, por eso mejor ten cuidado y asegúrate de cuidar cada grano de sal de tu salero.
Las embaradazadas y los eclipses no son uno mismo, la creencia de que las mujeres preñadas deben guardarse durante los eclipses viene de la antigua civilización maya, pues creían qué los eclipses solares eran un mordisco en la cara del sol, por eso se cree que los bebés no natos expuestos a este evento astrologico nacerán con problemas en el labio; incluso para mayor protección las mujeres embarazadas se atan un pañuelo cordón rojo sobre el vientre a la altura del ombligo, solo por sí las dudas.
Para mayor referencia puedes consultar el libro maya Chilam Balam.
Los espejos roban el alma, se dice pues, los espejos son portales y tienen una carga energética tremenda por ello no se debe estar demasiado tiempo frente ellos, máxime cuándo se es tan pequeño, pues al conservar tanta inocencia y carecer de conciencia y control, ea muy fácil caer presa de los malos espíritus e incluso perder el alma misma.
El color rojo, poderoso y místico, se cree en el poder de dicho color, pues tiene un uso bastante concurrido entre nosotros, ya sea usado en pulseras para proteger de mal de ojo a niños y grandes hasta ser usado en un pañuelo para evitar que la mujer tenga un «aire» al dar a luz, sea como fuere, las abuelas mexicanas no dejan de aconsejar el uso del rojo ya sea para una cosa o para la otra.
Las brujas vienen por los bebés, mejor protégete con agua y tijeras, dicha superstición viene de la época prehispanica, pues los tlaxcaltecas creían en las tlahuelpuchi, una especie de brujas, por ello esparcian sal en los techos, colocarán cubos con agua en el marco de la puerta y tijeras bajo la almohada del bebé… sin duda suena infalible una cosa o la otra harán su parte; recordemos qué la sal purifica, las tijeras cortan el mal y el agua repele a las brujas.
El periodo menstrual y los cementerios no se llevan, lo creas o no, es gracioso por muchas cosas, pero dicen las abuelas qué bajo ninguna circunstancia una mujer con su periodo debe poner pie en un camposanto, pues al ser un lugar puro, y el sangrado de la mujer es considerado algo impuro dentro de la cosmovisión de religión católica; esto pues se traduce a algo negativo, pues la sangre atraerá a los espíritus qué habitan dicho lugar. Tiene mucho sentido, claro.
Al final del día son muchas las supersticiones en México, pero nos quedamos con las más populares y claro, no podemos evitar pensar en algunas cómo verdaderas ya sea por situaciones meramente circunstanciales o por la magia impregnada en nuestras tierras, lo que sea, son parte de nuestra cultura.
